CRÍTICAS
Crítica de “Utopía, la película”: 4.0/5.0
UTOPÍA Y LA NECESIDAD DEL CINE PERUANO DE “BASARSE EN HECHOS REALES”

Por fin llegó a nuestras pantallas Utopía, la cinta dirigida por Gino Tassara y Jorge Vilela que se basaba en la tragedia que enluto a 29 familias en un incendio de una discoteca conocida en el Jockey Plaza, allá por el año 2002. El film, no solo busca ser una documentación de los hechos sucedidos en la madrugada del 20 de Julio, sino de deslizar la teoría de que el gobierno (de ese entonces, Alejandro Toledo) tuvo participación relevante para la liberación de responsabilidades a los dueños de la discoteca.
Como se sabe, producir una película inspirada en hechos reales, específicamente aquellas que cuentan la vida de personas aun vivas, y que encima fueron parte de una tragedia, será siempre una ardua tarea. Para países como Estados Unidos, estas producciones no son novedad, la experiencia los respalda. Sin embargo, en nuestro país esta tendencia se está desarrollando hace poco y podemos decir que estos experimentos no están siendo del todo malos.
En el caso de Utopía, hablamos de un producto donde se dijo mucho sobre los directores y productores, como que buscaban sacar provecho a tal suceso fatídico o que era una falta de respeto para los familiares escarbar en su dolor. Pero esta arriesgada propuesta no solo evitó fallar en estos puntos, sino más bien puede decirse que fue extremadamente respetuosa con los familiares de los chicos fallecidos esa fatídica noche. Empezando por ahí, ya podemos decir que cumplió su primer objetivo.
Aunque esto no debe malinterpretarse como si fuese la película perfecta, ciertamente de Utopía no se esperaba muchas cosas positivas. Aunque al entrar a las salas, nos dimos cuenta que fue mucho mejor de lo que nos propuso su campaña publicitaria que, con un póster horroroso para el estreno y un tráiler soso, que da la sensación de mal gusto, daba a entender que nos encontrábamos frente a un estreno que pasaría sin pena ni gloria. Sin embargo, Utopía nos plantea una producción audiovisual bien planeada, y que cuenta con actores que se mantuvieron en un correcto nivel de interpretación.
En términos generales, un buen estreno, aunque con algunos defectos, pero no lo suficiente relevantes para contrarrestar la propuesta. A continuación, le presentamos lo bueno y malo de esta cinta nacional.
LO BUENO
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Apegados a la realidad, aunque en las escenas introductorias puedan haber sido algo confusas seguir el ritmo de todos los involucrados, debemos resaltar este objetivo por contar la mayor cantidad de historias que pertenecieron a ese fatal suceso.
Gracias a eso, conocimos un poco más sobre Guillermo Vilogrón (José Dammert) y Maritza Alfaro (Natalia Salas), una joven pareja quienes iban a casarse, aunque decidieron a ultima instancia asistir a la discoteca Utopía; a Marcela Valverde (Valeria Bringas), victima del incendio; a Gonzalo Molina, quien personificó a uno de los principales responsables de la tragedia, y a Luis Delgado Aparicio, quien estuvo a cargo de Carlos Mesta.
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Los flashbacks, sin duda una de las mejores partes, sin contar las escenas donde se dan a conocer a los protagonistas. Esas tomas, como las que fueron dentro de la discoteca, donde se apreció un gran manejo de extras y de los personajes principales permitieron entregarle al público un producto con mayor credibilidad a cada situación.
Asímismo, destacar que no se abuso del uso de efectos especiales, como en la secuencia del incendio, donde el uso de planos cerrados, buen manejo de luces, humo y el sonido cuajaron perfecto para crear la sensación de claustrofobia en la gente.
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La propuesta de dirección en lo visual, firme y correcta. Hubo un buen trabajo en el posicionamiento de los actores y la intrepidez del manejo de cámara le permitió considerarse como superior a lo visto hasta ahora en lo que va de los estrenos nacionales.
Por ejemplo, para detallar lo mencionado, podemos referirnos específicamente al plano secuencia donde apreciamos a los protagonistas haciendo cola para ingresar a la fiesta, aquí vimos un excelente trabajo en la coreografía actoral y la propuesta visual que nos mostraron.
Igualmente, entre lo atractivo encontramos la dirección de fotografía y la mezcla de sonido, donde valoramos más escenas como la del incendio, donde se logra comprender a nivel de audio.
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Buen nivel actoral, aunque nunca falta uno que otro que suele caer en la exageración, la mayoría de ellos estuvieron más que aceptables. Inclusive, podemos marcar una línea muy notoria entre los artistas de mayor peso por su experiencia; ya sean Gianfranco Brero, Javier Valdés, Cécica Bernasconi, en comparación con lo mostrado por los más novatos.
LO MALO
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La línea narrativa, específicamente hablamos de uno de los personajes, Julián Contreras (Renzo Schuller) quien es el encargado de contar la historia narrada desde su perspectiva, como un reportero años después de la tragedia. Es aquí, donde no termina de encajar del todo, ya que el filme nos introduce en la historia de la relación con su novia (Rossana Fernández Maldonado, con demasiada exageración en las escenas dramáticas) como en su investigación del caso, dejando la misma muy en lo superficial. Sin contar que jamás se llega a ahondar en la necesidad que tenía, sus motivaciones o aquello que lo inducía a obsesionarse con el caso.
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Muy desafortunado el trabajo de maquillaje, que viene a ser una sorpresa, teniendo en cuenta lo bien manejado el apartado visual. Tomando casos puntuales como; el peluquín de maniquí usado por Brero, el tinte de Barba para mostrarnos a un Valdés más joven eran más que evidentes, causando hasta gracia.
Y ni hablemos del maquillaje usado para caracterizar a Carlos Mesta como Delgado Aparicio; sino recordemos la escena dentro del hospital, hay una toma clara que deja ver un pedazo de látex salido del borde de su labio inferior. Más que terrible, tomando en cuenta aun que lo hecho por Mesta para la entrega, fue más que correcto, detalles como la voz, el caminar y otros manierismos del personaje fue representado muy bien.
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Poca efectividad de la banda sonora, sí, lo sé. Realmente no fue el adecuado uso de este soundtrack realizado por Diego Dibós y Lucía Covarrubias, un tema con demasiadas tonadas de piano típicas de una telenovela. Asímismo, mal uso de los efectos de sonidos en distintas escenas, por ejemplo, colocar sonidos lúgubres o tétricos en momentos que debía ser de angustia para los espectadores, malísimo.
Eso es Utopía, un poco de todo dirían algunos. Para mí, fue una cinta con un ritmo irregular, donde fue notorio el abusado efecto de maquillaje y caracterización poco realista, y una banda sonora que no era la adecuada para esta ocasión. Pero que fueron detalles, que fueron sepultados por el gran nivel mantenido de los actores, la valiente y correcta propuesta audiovisual plateada con escenas muy ambiciosas, y otras secuencias (como la más recordada, la del incendio) que lograron su cometido que era conectar en lo emotivo con los asistentes a las salas.
Pero, sobre todo, no comete el error que muchos habían vaticinado, ofender a los involucrados, ni a los espectadores.
Eso sí, reconocer que, no es mera coincidencia que de las últimas cintas nacionales estrenadas (Caiga quien caiga, Rosa Mística y Utopía), todas tengan esa entradita en fondo negro que menciona ser hechos reales pero que también cuentan con una inventiva. Dejándonos claros, que veremos un poco de ficción sobre eventos vividos, esto con qué sentido, el único a final de cuentas es justificar la entrega ficcional evitando líos judiciales.
Aunque, lo que realmente importe, es entregarle a la gente un producto donde veamos personajes conocidos, llamativos, que estuviesen o se mantengan en el ojo público, faranduleros o políticos, deportistas o comediantes, cualquiera, pero mostrárnoslo como era por dentro, no él que era para las cámaras. Y parece que esta es la nueva moda dentro de nuestro cine, lo inició con fuerza Asu Mare, ahora veremos por cuanto tiempo se mantiene rentable.





